Del temor a la confianza: cómo la IA y las TIC pueden revolucionar el sistema educativo actual en Argentina
Del
temor a la confianza: cómo la IA y las TIC pueden revolucionar el sistema
educativo actual en Argentina
“La inteligencia artificial solo da respuestas, no enseña a
pensar", "con tanta pantalla, los chicos ya ni aprenden a
escribir", "la tecnología sólo hace que los niños se distraigan cada
vez más”. Frases que escuchamos incansables veces pero que reflejan el temor
y la desconfianza que genera el sólo pensar que la implementación de la
Inteligencia Artificial (IA) y las Tecnologías de Información y Comunicación
(TIC) en las aulas argentinas actualmente, podría reemplazar por completo
el rol fundamental del docente en la enseñanza y alterar absolutamente el
aprendizaje integral de los alumnos.
Es
posible discernir en los causantes específicos que llevaron a esta supuesta
decadencia del sistema educativo tradicional; y digo supuesta porque,
personalmente, no logro vislumbrar semejante “deterioro pedagógico integral”
a causa de la digitalización académica instalada en tiempos de una nueva era
hiperconectada.
Algunos
atribuyen esta situación de aprendizaje escolar deficiente al permiso otorgado
a los estudiantes, por parte de entidades del ámbito académico, a utilizar los
teléfonos celulares para realizar diferentes tareas y actividades prácticas en
clase. Las notificaciones, las redes sociales y el acceso fácil a
entretenimiento suelen interferir en la concentración en esta instancia. Otros,
adjudican a la "cultura de la inmediatez”, incentivada por las tecnologías
digitales, como precursora del declinar educativo. Esto se observa cuando los
estudiantes dependen de respuestas rápidas y sencillas en lugar de un análisis
crítico o de profundizar en los temas adquiridos. Sea cual sea el veredicto que
ha motivado esta cuestión considerada por la mayoría como “problemática”, lo
cierto es que, existe una preocupación de que la deshumanización del
aprendizaje en el sistema educativo actual tenga efectos devastadores.
Aterra que la enseñanza digitalizada carezca del aspecto humano y emocional que
aportan los docentes en el aula. Se teme que el aprendizaje en línea o a través
de IA limite el desarrollo social y emocional de los estudiantes.
Aun
así, no resultaría raro que brote la interrogante sobre la razón por la cual,
bajo mi perspectiva, la transformación digital educativa no se consolida como
un fenómeno que requiera de nuestra máxima atención. ¿Por qué tanta
inquietud en torno a la adopción de un nuevo paradigma educativo en una era
plenamente digital? La realidad es que vivimos en un entorno en constante
cambio, mejor dicho, en constante y abrupto cambio, y el hombre tiene siempre
la capacidad de adaptarse ante esto.
Lo ocurrido durante
el aislamiento social preventivo y obligatorio que trajo consigo la catástrofe
sanitaria global del COVID-19 denota esta habilidad humana, que de hecho, ha
revolucionado la vida de todos. Lo vimos tanto en las alteradas modalidades de
trabajo como en la dinámica asincrónica. Según una investigación realizada por
la consultora argentina OH! Panel para Telecom sobre “El avance de las
herramientas digitales en el aula”, previo a la pandemia, solo 4 de cada 10
docentes utilizaban herramientas digitales, pero en 2022, 9 de cada 10 lo
hacían. A partir del confinamiento domiciliario que obligó a los docentes a
brindar clases de manera virtual, la adopción de herramientas digitales en
las aulas se aceleró de manera significativa, lo que habilitó que aquella
excepcionalidad se acentúe, prácticamente, de modo permanente. Al día de
hoy, luego de 5 años, estas prácticas son adquiridas en un sistema educativo
actualizado y mucho más digital.
Frente a este
panorama, cabe señalar que el problema no reside en considerar a la
Inteligencia Artificial y a las TIC como un riesgo para el desarrollo de la
formación e inclusión social de las personas y comunidades en la enseñanza
actual. Inevitablemente, se quiera o no, ya son parte de este ámbito de
la Generación Z, o “generación digital”, como suele denominarse, que ha
crecido inmersa en una realidad dominada por la tecnología y el internet, con
un acceso temprano a dispositivos digitales y redes sociales.
El asunto
cuestionable está en que, aunque es evidente la presencia de la tecnología
cada vez más en la educación, no siempre se enseña cómo usarla de forma
ética y responsable. Sumado a esto, son muchos los docentes que no cuentan con
la capacitación necesaria para integrar herramientas digitales efectivamente en
sus clases, lo cual puede generar desconfianza en la tecnología,
desaprovechamiento de herramientas útiles y falta de actualización en
metodologías virtuales.
Por consiguiente,
ante este considerable obstáculo, empresas como Telecom ya han expuesto cursos
de alfabetización digital crítica y de formación de competencias
digitalizadas para alumnos y para docentes respectivamente, revelando así
que la IA y las TIC, las cuales ya están siendo instaladas en las aulas
argentinas, llegaron para quedarse. “Lanzamos una nueva edición de
Nuestro Lugar, un programa de alfabetización digital… los/as docentes sumarán aquí recursos
y propuestas para generar exámenes innovadores y atractivos en el taller de “Gamificación
para la evaluación”; profundizarán su aprendizaje en el uso de dinámicas y
herramientas digitales para crear memotest, trivias y distintos desafíos para
incorporar a sus clases en el taller “Fábrica de juegos digitales”; y
aprenderán sobre diferentes dinámicas y herramientas tecnológicas para
incorporar a sus clases en la capacitación sobre “Dinámicas Interactivas
para clases motivacionales”... los alumnos podrán participar del taller “Móvil
en Mano” que fomenta la incorporación cuidadosa de la tecnología en el aula
con aplicaciones de fácil acceso mediante los smartphones” señala así la reconocida
compañía telefónica con respecto a su nuevo programa.
En esta nueva
era tecno-evolutiva que nos atraviesa a todos y cada uno de nosotros,
iniciativas como las recientemente expuestas, trascendiendo el ámbito
empresarial, nos invitan a reflexionar sobre un cambio fundamental para
quienes formamos parte del sistema educativo actual. El verdadero avance
radica en abrazar, con conciencia y propósito, la Inteligencia Artificial y las
Tecnologías de la Información y la Comunicación en las aulas. Si el 100% de los
docentes consultados por OH! Panel, empresa especializada en investigación de
mercado online, expresaron su deseo de capacitarse en estas herramientas, y un
87% asegura que los estudiantes han recibido estas innovaciones con entusiasmo,
¿por qué, entonces, persistimos en la resistencia al cambio? Es
comprensible temer lo desconocido, sobre todo cuando esas tecnologías
emergentes se nos presentan de una manera prácticamente imperceptible en
nuestra realidad cotidiana. Como afirma el dicho popular: "más vale
malo conocido que bueno por conocer." Es parte de la naturaleza humana
aferrarse a lo familiar, esquivar lo incierto. Pero, ¿no es acaso el momento
de dar el paso audaz hacia una transformación educativa que surja en un entorno
digital y profundamente conectado? A lo largo de la historia, la humanidad
ha evolucionado constantemente; el sistema educativo ha seguido su curso de
transición, ¿por qué tendríamos que detenernos ahora? Es hora de
resignificar la Inteligencia Artificial y las TIC, para que dejen de ser vistas
como un adversario invisible y, en su lugar, se conviertan en aliados
estratégicos del sistema educativo argentino, guiando el camino hacia un futuro
académico más eficiente y prometedor.
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