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La trampa de la perfección en redes sociales: ¿vivimos nuestra vida o la vida que vemos?



La trampa de la perfección en redes sociales:

¿vivimos nuestra vida o la vida que vemos?


“Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.”

- Friedrich Nietzsche



¿Alguna vez te has sentido menos al ver las publicaciones de otros? Bienvenido a la era de la comparación digital. El avance tecnológico en las últimas décadas, especialmente el desarrollo de las redes sociales, ha cambiado radicalmente la forma en que nos comunicamos, informamos y hasta en cómo nos vemos a nosotros mismos, convirtiéndose así en una fuente de insatisfacción personal constante. Las redes han impactado tanto nuestras vidas que la línea entre lo real y lo virtual se ha vuelto bastante borrosa. Hoy en día, “seguir” es prácticamente un sinónimo de admirar, y ahí es donde entran los llamados Influencers: figuras de éxito, belleza y felicidad constante que parecen no tener malos días. De esta forma, la constante exposición a estas vidas idealizadas va tejiendo una trampa invisible y bastante peligrosa, en la que caemos una y otra vez: la comparación y autoexigencia constantes, sumadas a la distorsión de nuestra percepción de la realidad. 


La cárcel de la perfección: Influencers y expectativas inalcanzables


Muchos Influencers seleccionan cuidadosamente qué mostrar y qué ocultar, creando una narrativa visual que oculta los aspectos más comunes o problemáticos de la vida. Su contenido suele ser altamente editado, filtrado y ajustado a estándares estéticos que no reflejan la vida cotidiana tal como es. Así, la narrativa se convierte en aspiracional: si ellos pueden vivir de esa forma, ¿por qué nosotros no? Esta distorsión no es algo inocente. Hoy en día, los jóvenes son especialmente susceptibles a esta influencia porque su sentido de identidad aún se encuentra en desarrollo. De esta forma, en un contexto donde las redes sociales son parte de su vida diaria, terminan por creer que estos estándares irreales que observan a través de sus pantallas son alcanzables, o incluso peor, que son la norma.


Este tipo de comparación irreal alimenta sentimientos de insuficiencia y autoexigencia, generando que los usuarios comiencen a cuestionar su propio valor. De esta forma, y en un intento de “mejorar”, terminan por gastar tiempo y recursos tratando de alcanzar estándares que, en gran medida, se encuentran fuera de su control. La perfección no es un destino, pero en redes, se vende como si lo fuera. En palabras de la psicóloga Mariana Mammoliti (2022), “la perfección digital puede ser una cárcel” para aquellos que no logran ver más allá de la superficie.


Me gusta, luego existo: el ciclo de dependencia en redes sociales


Las redes sociales están diseñadas para generar validación de forma constante. Actualmente, la cantidad de “me gusta” y comentarios en una publicación, y los nuevos seguidores se convierten en medidores de éxito y, como consecuencia, de valor personal. Como consecuencia, tiene lugar la transformación de la percepción de la identidad, convirtiéndola en algo frágil y condicionada por la aprobación externa. Esta dinámica fomenta una mentalidad en la que la imagen que se tiene de uno mismo depende de la retroalimentación pública, creando usuarios dependientes de una audiencia para sentir que “valen” (PsicoActiva, 2023).


Este ciclo de validación externa no es inofensivo, ya que afecta directamente a la autoestima. Cuando uno se convierte en su propio crítico y mide su éxito en función de los halagos o la cantidad de seguidores, pierde de vista su propio valor intrínseco. En redes, un “me gusta” o un comentario positivo no representan realmente la calidad de una persona ni de su vida, pero al interiorizar esta lógica, los usuarios quedan atrapados en un espiral de búsqueda de aprobación constante que puede afectar gravemente su salud mental (Díaz et al., 2023).


El costo emocional de la comparación en redes


La presión por alcanzar un nivel de vida irreal, como aquellos que solemos ver diariamente en las redes, termina cobrando un precio emocional bastante alto. Según estudios realizados por la Universidad de Navarra, el uso intensivo de redes sociales como Instagram y TikTok está directamente relacionado con niveles más altos de ansiedad y depresión. La imposibilidad de igualar el “éxito” o la “belleza” de otros, y de cumplir con esos parámetros que se ven tan alcanzables a través de la pantalla, lleva al deterioro de la salud mental de los usuarios, especialmente entre los jóvenes (Apuntes de Ciencia & Sociedad, 2024).


De hecho, las cifras hablan por sí solas: el 70% de los adolescentes reportan sentir que no cumplen con los estándares sociales que ven en redes, y este sentimiento de frustración y rechazo hacia sí mismos puede derivar en problemas graves de autoestima y trastornos emocionales. La comparación constante crea un ciclo interminable de insatisfacción (Ciudad-Fernández et al., 2024). Hoy en día, la normalización de este tipo de contenido aspiracional en redes sociales convierte la vida real en una experiencia insuficiente para muchos usuarios, quienes en lugar de disfrutar su vida cotidiana y crear sus propias aspiraciones a partir de sus circunstancias y deseos reales, se ven atrapados en un constante deseo de transformar su día a día para que sea el reflejo de la vida de alguien más.


Más Real, Menos Perfecto: Construyendo una Identidad Propia


Es imperativo que la sociedad adopte una postura crítica frente a lo que consumen en redes sociales. Los grupos generacionales conocidos como Z o Centennials y los pequeños Alfa, son jovenes y niños que nacieron y crecieron en un mundo tecnológico y digitalizado, por lo que resulta necesario y urgente que desde la educación básica se enseñe la diferencia entre lo real y lo virtual. La educación digital no debería centrarse únicamente en cómo utilizar las redes, sino también en cómo interpretarlas y cuestionarlas. Enseñar a los usuarios que la vida que ven en línea no es la vida real, sino una versión editada, podría ayudarlos a entender que su valor personal no está condicionado por estándares irreales de éxito o apariencia (Díaz et al., 2023).


Además, es importante fomentar una cultura que valore la autenticidad sobre la perfección. Al entender que las redes sociales son un escenario donde mayormente se presentan los momentos más brillantes, o highlights, y no la realidad completa, sin ediciones ni filtros, los usuarios podrán recuperar su autoestima. De esta forma, podrán ser capaces de construir una identidad basada en sus propias experiencias y gustos, sin las influencias de terceros y la dependencia de la validación externa.


Vivir sin filtros: la autenticidad como antídoto


Las redes sociales son herramientas de comunicación poderosas; en la actualidad, funcionan tanto como una forma de conexión con seres queridos, como un medio de trabajo en línea para diversas empresas, negocios y emprendedores. Sin embargo, también sirven de trampas de comparación y validación. No podemos dejar en manos de la tecnología y la opinión ajena nuestro valor, ni depender de la vida ideal de otro para la construcción de nuestra propia vida. Es hora de tomar conciencia de los riesgos que implica idolatrar ideales irreales y de aprender a valorarse por quienes somos, y no por qué tanto nos parecemos a otro o a su estilo de vida. En última instancia, la vida más valiosa es aquella que se vive con autenticidad, lejos de los filtros y “me gusta”, disfrutando de lo cotidiano y lo real. Si no cambiamos la forma en que usamos y entendemos las redes, estas plataformas continuarán cobrando un alto precio en nuestra salud mental y nuestra capacidad para ser felices en el mundo real.






Referencias bibliográficas


  • Apuntes de Ciencia & Sociedad. (2024). El impacto negativo del uso excesivo de las redes sociales en la salud mental de jóvenes. Apuntes de Ciencia & Sociedad.
  • Ciudad-Fernández, V., Zarco-Alpuente, A., Escrivá-Martínez, T., Herrero, R., & Baños, R. (2024). How adolescents lose control over social networks: A process-based approach to problematic social network use. Addictive Behaviors, 154, Artículo 108003.
  • Díaz, M. A., Bonilla, I., & Chamorro, A. (2023). Comparación social negativa: la influencia de la ansiedad, la regulación emocional y el uso problemático de las redes sociales. Ansiedad y Estrés, 29(3), 181-186.
  • Mammoliti, M. (2022). Perfeccionismo digital: entre la validación en redes sociales y la autoaceptación. Psicología Mammoliti.
  • PsicoActiva. (2023). El impacto de las redes sociales en la salud menta. PsicoActiva. 

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